sábado, 13 de octubre de 2007

08 de marzo de 2004 . Anticipación del atentado de Madrid. La carta secreta de Bush para ganarle a Kerry en noviembre

Anticipación del atentado de Madrid

Las próximas operaciones de inteligencia con "Bin Laden"

(IAR-Noticias) 08Mar04 Por Manuel Freytas

Hay algo que tienen en claro los asesores en inteligencia de Bush: si no se produce algún acontecimiento internacional relacionado con la presencia del "terrorismo" en el mundo, el presidente perderá inexorablemente su reelección a manos de Kerry en la presidenciales del 4 de noviembre.

El aparato político y mediático de los demócratas apunta noche y día a sus tres flancos más vulnerables: la muerte de soldados estadounidenses en Irak, el costo de la ocupación militar, y el déficit presupuestario ocasionado casi en un 80% por el despliegue militar de EEUU en el mundo.

Operaciones como la destitución de Aristide y la ocupación militar de Haití fueron aprovechadas al máximo por el aparato propagandístico de lo demócratas, quienes se valieron del ex cura salesiano en el exilio para denunciar el rol de la administración Bush en su secuestro y derrocamiento.

La maquinaria electoral de los demócratas, aceitada por los intelectuales "progresistas" y los medios de prensa que se creen que Kerry es un poco más "democrático" que Bush, explota al milímetro cada movimiento en falso del presidente norteamericano.

La actual campaña electoral entre republicanos y demócratas -a decir de muchos conocedores- adquiere status de "canibalismo" y no hay límites entre sus contendientes. Los demócratas que apoyaron las invasiones de Bush a Irak y Afganistán, y que votaron el presupuesto armamentista más grande de toda la historia, no dudan en acusarlo de "militarista excerbado" para echarlo de la Casa Blanca y ocupar su lugar.

Los gigantescos negocios que rondan alrededor de la administración norteamericana de turno (ver: Bush y los negocios de la guerra) convierte a la Casa Blanca en el bocado más apetecible para los grupos capitalistas vernáculos, tanto armamentistas, como petroleros o financieros, que quieren contar con sus propios hombres en la presidencia de los EEUU.

Pero el "lobby judío" de Washington y el Pentágono que rodea y planifica la política y los negocios de Bush, no es un hueso fácil de roer, y su experiencia en la inteligencia y las operaciones militares va a jugar, sin ninguna duda, de contrapeso al aparato comunicacional masivo controlado por los demócratas. (Ver: El lobby judío del Pentágono).

La competencia electoral entre la administración Bush y los demócratas, es básicamente una guerra por el poder. ¿Cómo se gana una guerra? De una sola manera: destruyendo, controlando o sometiendo al enemigo.

Una guerra como la que sostienen Bush y los demócratas por el control de la Casa Blanca, no es una guerra militar, sino una guerra planteada en el terreno de las operaciones psicológicas.

En este caso los tanques, portaaviones y aviones son sustituidos por televisores, diarios y radios, y los misiles son reemplazados por estrategias comunicación y de acción psicológica orientadas a crear consenso y apoyo público para destruir al contrario.

Las "denuncias", los "destapes" de información contra el candidato Bush , cumplen la misma función destructiva que los misiles y las bombas inteligentes, pero en el teatro de las batallas mediáticas.

Estas técnicas de la "guerra sin fusiles", perfeccionadas por la tecnología y el poder de manipulación masiva de los conglomerados mediáticos internacionales, juegan un rol esencial y decisivo a la hora de sumar encuestas a favor y conquistar -en este caso- a los electores norteamericanos.

Los primeros blancos de estas campañas son los propios periodistas de mercado, quienes escriben notas o "comentan noticias" ignorando que la mayoría de ellas provienen de los servicios de inteligencia estadounidenses enclavados en las direcciones o consejos editoriales de los grandes diarios y agencias internacionales.

Hoy en el Imperio ya no se venden campañas internacionales y acción psicológica para imponer una invasión militar, como las de Irak o Afganistán, sino para dirimir que sector del poder norteamericano se va a quedar con la administración y los negocios de la Casa Blanca.

La experiencia del 11-S y sus secuelas posteriores sirvieron -más que ninguna experiencia de campo- para demostrar que la llamada "opinión pública internacional" (que no es otra cosa que la opinión fabricada por los medios masivos de comunicación) es sensible y maleable a la aparición de cualquier "amenaza terrorista".

Como nadie "contrainformó" masivamente que las "amenazas terroristas" son manejadas por los expertos de la CIA, y que el único beneficiario estadístico de esas amenazas es el Imperio militar estadounidense, las mayorías ignorantes, alienadas y masificadas por la prensa internacional compran el "terror de Bin Laden" con la misma unción que compran Coca-Cola o un cantante fashion por televisión. (Ver: Bin Laden un soldado de la CIA).

Por otra parte, está lo suficientemente probado que la opinión pública estadounidense, que funciona con el cerebro del Pato Donald y la psicología de Homero Simpson, compra la guerra y el "nacionalismo" cada vez que le presentan en riesgo la "seguridad nacional de Estados Unidos", que es como decir que está en riesgo su propio patrimonio en dólares.

Después de la voladura de las Torres Gemelas, las campañas pacifistas contra la guerra digitadas internacionalmente por algunos países europeos, sobre todo, por Francia, salvo en las minorías "progresistas" de EEUU, no hicieron ninguna mella en el conjunto de la sociedad estadounidense que solicitó masivamente a Bush que invada Irak y mate o encarcele a Saddam Hussein.

Esta experiencia fáctica, más que ningún análisis estratégico, es la que los especialistas tienen en cuenta a la hora de evaluar las posibles derivaciones y los resultados finales de la competencia entre Bush y los demócratas por el control de la Casa Blanca en el próximo período presidencial.

Y una pregunta clave: ¿qué podría impedir hoy que los Rumsfeld, Wolfowitz o Feith, el corazón estratégico del "lobby judío" que hace negocios con Bush, implementen otra operación de acción psicológica terrorista teniendo a Bin Laden y a Al Qaeda como protagonistas principales?

¿Quién podría acusarlos con pruebas ante la "opinión pública internacional" si los sectores de la CIA y de la comunidad de inteligencia que les responden hicieran estallar -por medio de sus grupos islámicos infiltrados- blancos estratégicos en las principales ciudades de Europa o -quizás- de EEUU antes de las elecciones de noviembre?

¿Que razón de tipo moral, religioso o social podría impedir que esta facción del capitalismo salvaje judeo-norteamericano utilizara la herramienta de poder que tiene en sus manos para "aterrorizar" de nuevo -esta vez con atentados reales- a la sociedad norteamericana y conseguir que Bush sea reelegido como el "presidente de la guerra" por un nuevo período?

¿Imposible? Para los expertos que investigaron profundamente los informes y las pruebas existentes sobre la participación de un sector de la CIA en los atentados del 11-S, la maniobra puede repetirse casi como una operación de manual. Es más: si ocurriera, todos los medios de prensa y el poder norteamericano darían de nuevo su apoyo a Bush para que los defienda de la "amenaza terrorista" que pone en riesgo la seguridad nacional de EEUU.

El resto del mundo (incluida la izquierda que ignora el rol estratégico de los medios en la nueva política de dominación capitalista) se sumaría a las campañas contra el "terrorismo internacional" manipuladas por los grandes diarios y las cadenas internacionales de radio y televisión.

IAR-Noticias fue el único medio que alertó por Internet sobre el carácter de "globo de ensayo" que tenían las "alertas terroristas" lanzadas por la administración norteamericana a fines del 2003 y a principios del 2004. (Ver: Bush depende de la guerra contraterrorista para ser reelegido).

Estas operaciones de los halcones de Washington cumplen la función de "testeo" de la reacción internacional ante posibles atentados terroristas que la CIA planea desarrollar tanto en Europa como en Estados Unidos.

Los resultados obtenidos demostraron que las amenazas solas-sin ningún atentado que las avale- ya no producen ningún efecto duradero, y además los mega-operativos de seguridad en los aeropuertos ya producen fastidio y quejas de los viajeros internacionales ante los gobiernos que las implementan.

En términos psicológicos, el reflejo de "miedo terrorista" condicionado mediáticamente pierde relevancia ante la ausencia del hecho consumado.

La aparición, o "reaparición", de Bin Laden por canales árabes controlados por la CIA, ya no causa estupor ni atrapa el interés masivo de los televidentes o consumidores de "información masiva".

Es este sentido los expertos coinciden: el equipo estratégico de Bush, más precisamente sus expertos en inteligencia y en acción psicológica, están lanzando de nuevo distintos "globos de de ensayo" orientados a explorar la predisposición, no solamente de la sociedad estadounidense sino también internacional, frente a una nueva aparición del fantasma terrorista en Europa y en EEUU.

Ultimamente, y no por cusualidad, comenzaron a circular los rumores de que el Pentágono tendría acorralado a Bin Laden, quizás apresado, o quizás ya habría negociado su entrega, o tal vez negoció antes y la CIA quebró el pacto y decidió capturarlo atendiendo a la necesidad superior de que le sirva a Bush como "trofeo electoral" para aniquilar a su adversario demócrata en noviembre. ¿Qué hay de cierto y de mentira en esta usina de rumores lanzada por la prensa internacional?

Como sucede cada vez que la CIA inicia una operación mediática, las agencias internacionales comenzaron a bombardear con versiones que aseguraban que EEUU y Pakistán tienen "acorralado" al presunto líder de Al Qaeda, y a su "número dos" el egipcio Ayman Al Zawahiri, en la región tribal afgano-paquistaní de Konar desde hace varias semanas.

En diferentes atentados con bombas en Irak, contra la comunidad chiíta y contra los kurdos, el fantasma de Al Qaeda y de Bin Laden como autores de los mismos comenzó a ser agitado por los funcionarios de Washington y por los portavoces de la ocupación militar.

Para los expertos, hay una preparación del terreno para una operación de acción psicológica en gran escala con la figura mítica de "Bin Laden" y el "terrorismo", cuyo punto de referencia debe buscarse en las necesidades electorales de Bush.

A estos rumores constantes se agregó, hace dos semanas, la filtración de la presunta captura del guerrillero del turbante difundida por la agencia estatal iraní IRNA, lo que, por lo menos, alimenta sospechas entre los expertos de que la CIA podría estar realizando alguna especie de "sondeo" o de "globo de ensayo" sobre la repercusión que tendría la captura de Bin Laden dentro y fuera de EEUU.

Los diarios y agencias internacionales (que habitualmente actúan de "voceros" de las operaciones especiales de la inteligencia militar estadounidense) lanzaron una versión según la cual el comando de la fuerzas estadounidenses en la zona tomó la decisión de realizar una "ofensiva en gran escala" contra las guaridas de mujaidines en la región de Konar.

De acuerdo a estas especulaciones el "fundador y máximo líder de Al Qaeda" conoce a la perfección la región de Konar, controlada por los jefes tribales "pashtunes", desde los años ochenta cuando reclutó un ejército de «muyahidines» de esta etnia que se enfrentaron a la ocupación soviética de Afganistán, cuando revistaba abiertamente como soldado de EEUU.

Esta teoría se sustenta en un presunto "viaje secreto" del jefe de la CIA, George Tenet, a Pakistán, a principios de febrero, y posteriormente del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, los que habrían dado las "pistas" de la preparación de una operación final para detener a Bin Laden.

Hay que aclarar que la CIA no publica sus operaciones secretas en ningún boletín oficial, y sus movimientos solo trascienden a la prensa internacional cuando la Agencia decide "filtrarlos" con algún objetivo de "testeo", como podría serlo en esta oportunidad.

Es muy dificil que el lobby sionista que rodea a Bush, particularmente la saga constituida por Rumsfeld, Wolfowitz y Feith le entreguen los negocios de la Casa Blanca a los demócratas sin disparar un solo tiro.

En los términos convencionales de la campaña electoral, Bush pierde estrepitosamente las elecciones en las encuestas y en los medios de comunicación que mayoritariamente juegan para los demócratas.

Es imposible que el presidente norteamericano pueda revertir esta tendencia durante los ocho meses que faltan para las elecciones, sobre todo con el lastre diario de la ocupación militar y los muertos norteamericanos en Irak desfilando día a día por la prensa internacional.

Los efectos "positivos" de la detención del ex presidente iraquí le duró muy poco a Bush para su medición exitosa en las encuestas electorales, dado que la posterior oleada de ataques y muertos estadounidenses opacó en pocos días la maniobra propagandista de "Saddam capturado".

Esto abona la hipótesis de algunos especialistas que sostienen que el Pentágono se estaría valiendo nuevamente del Vevak (el servicio de inteligencia iraní) para explorar y mensurar una posible operación propagandística con el apresamiento de Bin Laden, tanto en la sociedad estadounidense como en el plano internacional.

Pero el punto crucial a determinar es cuanto le puede durar a Bush el "efecto positivo electoral" de un posible apresamiento de Bin Laden, y en todo caso, cual sería el momento más oportuno para lanzar la operación sin que se diluya antes de las elecciones en noviembre.

Hace más de un año, en una de las tantas maniobras de "sondeo", las agencias internacionales lanzaron la versión de la "presencia de Bin Laden" en la región afgano-pakistaní citando fuentes del servicio secreto egipcio, que afirmaban que el "terrorista" había sido detectado en varios lugares de esa zona.

Este rumor fue "confirmado" a la CIA -según un informe oficial de la propia Agencia- semanas más tarde por Jordania. Pakistán, a través de su servicio de inteligencia (ISI), ratificó las informaciones, aunque aseguraba que no se encontraba dentro de sus fronteras.

Según el ISI paquistaní , Bin Laden circulaba con total impunidad por poblados de la zona oriental de Waziristán (Pakistán), luciendo un pequeño bigote e incluso llevando gafas.

El nuevo "armado" de la aparición del terrorista barbado por la misma zona, hace pensar a los especialistas que la CIA y el Pentágono, valiéndose de su brazo de inteligencia regional, el ISI paquistaní, están preparando alguna operación propagandística de envergadura que tendría a Bin Laden como protagonista principal.

No hay que olvidarse de las estadísticas: gracias a la "amenaza terrorista" constante de ese pálido hombre flaco del turbante, EEUU pudo concretar exitosamente, y con gran consenso en la sociedad estadounidense, dos invasiones militares: Afganistán e Irak, con la cuales el Imperio se aseguró el control estratégico de reservas de recursos energéticos claves para el futuro del mundo, y consolidó su dominio geopolítico-militar en Asia y en la zona del Golfo Pérsico, corazón petrolero del planeta.

Lo que falta determinar es "como lo van a hacer aparecer" de nuevo al legendario Bin Laden. Hay solo dos hipótesis posibles: Bin Laden "capturado" o Bin Laden produciendo atentados de alto voltaje estratégico en Europa o Estados Unidos.

No faltan por supuesto los que sostienen que, al contrario de lo que está tratando de "hacer creer" la CIA sobre la captura de Bin Laden, éste aparezca con atentados reales a blancos estratégicos situados en EEUU y en países como Francia, Alemania y Gran Bretaña.

En el mundo de las teorías de inteligencia y de la utilización política del terrorismo por parte de los halcones todo es posible, incluso una nueva masacre similar a la de las Torres Gemelas, pero esta vez en Europa, más precisamente Francia, Gran Bretaña, o España, países claves, donde una cadena de atentados terroristas haría que la humanidad se olvide por un rato largo de Bush y de los muertos de Irak.

Precisamente lo que más le conviene al lobby judío y a los contratistas de la guerra.

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